domingo, 14 de abril de 2013

Un mañana que pasa sin avisar




Y entonces llega ese día, ese día que temo, ese día que siempre llega, ese día…

Vivo con el miedo de verlo llegar. Sé que lo hará. Lo intento evitar, fingir que cambié, fingir que lo creo. Vivo engañada por un mañana en el que todo será diferente, al fin llegará, o eso pretendo. Me miento con un mañana que en realidad es un hoy, que está. Siempre ha estado. Un mañana inexistente. Todo es ayer. Cada segundo que pasa, cada célula que muere, cada palabra que decimos o escribimos, cada pensamiento. Todo fue.

Así es como pasa mi vida, como un ayer. Como un sueño que se repite eternamente en un pasado acabado de vivir.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Un poema para mis estimadas




Con los ojos las veo,
con el corazón las quiero.
Son como un par de koalas,
no por comer todo el día,
sino por tiernas y malvadas.
Un día de aquellos me hablaron
y sin más ni menos, me perturbaron.
Fui bulleada y acosada.
Golpeada y maltratada.
Pero las quise ayer, las quiero hoy y las querré mañana.
Nadie hay como mis coprolitas favoritas,
aunque sean raras y un tanto llenitas.
Y desde hoy y para siempre,
nuestro amor no lésbico nunca se pierde.
Besos.
Bye.

lunes, 23 de abril de 2012

Mi visión del Mundo


«Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía.
Pienso mil veces al día que mi vida externa e interna se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o muertos. Siento que debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y sigo recibiendo. Me siento inclinado a la sobriedad, oprimido muchas veces por la impresión de necesitar el trabajo de los otros. Pues no me parece que las diferencias de clase puedan justificarse: en última instancia reposan en la fuerza. Y creo que una vida exterior modesta y sin pretensiones es buena para todos en cuerpo y alma.
No creo en absoluto en la libertad del hombre en un sentido filosófico. Actuamos bajo presiones externas y por necesidades internas. La frase de Schopenhauer: Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere, me bastó desde la juventud. Me ha servido de consuelo, tanto al ver como al sufrir las durezas de la vida, y ha sido para mi una fuente inagotable de tolerancia. Ha aliviado ese sentido de responsabilidad que tantas veces puede volverse una traba, y me ayudó a no tomarme demasiado enserio, ni a mí mismo ni a los demás. Así pues, veo la vida con humor.
No tiene sentido preocuparse por el sentido de la existencia propia o ajena desde un punto de vista objetivo. Es cierto que cada hombre tiene ideales que lo orientan. En cuanto a eso, nunca creí que la satisfacción o la felicidad fueran fines absolutos. Es un principio ético que suelo llamar el Ideal de la Piara.
Los ideales que iluminaron y colmaron mi vida desde siempre son: bondad, belleza y verdad. La vida me habría parecido vacía sin la sensación  de participar de las opiniones de muchos, sin concentrarme en objetivos siempre inalcanzables tanto en el arte como en la investigación científica. Las banales metas de propiedad, éxito exterior y lujo me parecieron despreciables desde la juventud.

Hay una contradicción entre mi pasión por la justicia social, por la consecución de un compromiso social, y mi completa carencia de necesidad de compañía, de hombres o de comunidades humanas. Soy un auténtico solitario. Nunca pertenecí del todo al Estado, a la Patria, al círculo de amigos, ni aún a la familia más cercana. Si siempre fui algo extraño a esos círculos es porque la necesidad de soledad ha ido creciendo con los años.
El que haya un límite en la compenetración con el prójimo se descubre con la experiencia. Aceptarlo es perder parte de la inocencia, de la despreocupación. Pero en cambio otorga independencia frente a opiniones, costumbres y juicios ajenos, y la capacidad de rechazar un equilibrio que se funde sobre bases tan inestables.
Mi ideal político es la democracia. El individuo debe ser respetado en tanto persona. Nadie debería recibir un culto idolátrico. (Siempre me pareció una ironía del destino el haber suscitado tanta admiración y respeto inmerecidos. Comprendo que surgen del afán por comprender el par de conceptos que encontré, con mis escasas fuerzas, al cabo de trabajos incesantes. Pero es un afán que muchos no podrán colmar.)
Sé, claro está, que para alcanzar cualquier objetivo hace falta alguien que piense y que disponga. Un responsable.
Pero de todos modos hay que buscar la forma de no imponer a dirigentes. Deben de ser elegidos.
Los sistemas autocráticos y opresivos degeneran muy pronto. Pues la violencia atrae a individuos de escasa moral, y es ley de vida el que a tiranos geniales sucedan verdaderos canallas.
Por eso estuve siempre contra sistemas como los que hoy priman en Italia y en Rusia. No debe atribuirse el descrédito de los sistemas democraticos vigentes en la Europa actual a algún fallo en los principios de la democracia, sino a la poca estabilidad de sus gobiernos y al carácter impersonal de las elecciones. Me parece que la solución está en lo que hizo Estado Unidos: Un presidente escogido por tiempo suficientemente largo, y dotado de los poderes necesarios para asumir toda la responsabilidad. Valoro en cambio en nuestra concepción del funcionamiento de un Estado la creciente protección del individuo en caso de enfermedad o de necesidades materiales.
Para hablar con propiedad, el Estado no puede ser lo más importante: lo es el individuo creador, sensible. La personalidad. Sólo de él sale la creación de lo noble, de lo sublime. Lo masivo permanece indiferente al pensamiento y al sentir.
Con esto paso a hablar del peor engendro que haya salido del espíritu de las masas. El ejército al que odio: Que alguien sea capaz de desfilar muy campante al son de una marcha basta para que merezca todo mi desprecio; pues ha recibido cerebro por error: le basta con la médula espinal.
Habría que hacer desaparecer lo antes posible a esa mancha de la civilización. Como detesto las hazañas de sus mandos, los actos de violencia sin sentido, y el dichoso patriotismo. Que cínicas, que despreciables me parecen las guerras. ¡Antes dejarme cortar en pedazos que tomar parte en una acción tan vil!
A pesar de lo cual tengo tan buena opinión de la humanidad, que creo que este fantasma se hubiera desvanecido hace mucho tiempo si no fuera por la corrupción sistemática a la que es sometido el recto sentido de los pueblos a través de la escuela y de la prensa, por obra de personas y de instituciones interesadas económica y políticamente en la guerra.

El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir.
Es la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, está muerto. Sus ojos se han extinguido.
Esta experiencia de lo misterioso -aunque mezclada de temor- ha generado también la religión. Pero la verdadera religiosidad es saber de esa existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la belleza más resplandeciente sólo asequibles en su forma más elemental para el intelecto.
En ese sentido, y sólo en éste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos. Un Dios que recompense y castigue a seres creados por él mismo que, en otras palabras, tenga una voluntad semejante a la nuestra, me resulta imposible de imaginar. Tampoco quiero ni puedo pensar que el individuo sobreviva a su muerte corporal, que las almas débiles alimenten esos pensamientos por miedo, o por un ridículo egoísmo. A mi me basta con el misterio de la eternidad de la Vida, con el presentimiento y la conciencia de la construcción prodigiosa de lo existente, con la honesta inspiración de comprender hasta la mínima parte de razón que podamos discernir en la obra de la Naturaleza.»


Albert Einstein

miércoles, 29 de febrero de 2012

El cielo visto a través de un sombrero




Requisitos para la magia: el cielo de verano y de paja el sombrero. Con éste, me cubro la cara, mientras, echado de espaldas en la arena, miro hacia arriba. Entrecierro los ojos. La luz penetra por entre las junturas de la paja y se multiplica en innúmeros farolillos de resplandores minúsculos.
Destellos que componen rosetas y vitrales de texturas ardientes.
Contemplar este pequeño universo en que se ha convertido el interior del sombrero es todo un deleite y mi ocio de veraneante se ve gratificado. Nada he dicho del color. Va del trigueño al café, con densidades de miel y cálidas irisaciones. Y, con certeza, queda aún mucho por descubrir, en tanto que este dolce far niente me lo siga permitiendo.

Javier Sologuren

sábado, 21 de enero de 2012

A veces es difícil


Es difícil Recordar.
Despertar, abrir los ojos y recordar que no estas.

Es difícil reír si no estas.
Hacerles creer que estoy bien. Fingir hablar, fingir reír, fingir que me importa.

Es difícil llorar sin poder derramar una lágrima.
Dejar pasar tu ausencia. Cada día, todos los días. Recordar lo que fue y jamás volverá.
Las risas que se perdían en el aire, los abrazos escondidos del mundo.

Es difícil dejarte, decir adios.
Seguir adelante y enfrentar el cambio.
Crecer para olvidar.
Saber que ya nada puede ser como antes.
Dejarlo ir.

A veces es muy difícil entender porque sigo aqui sin ti.

lunes, 19 de diciembre de 2011

El vientre resucitador


«Breve fue el tránsito», pensó, «para perder todos mis mapas y rumbos. Los cánones de la andante caballería son sólo las perfecciones que sueña la vehemencia. De nada vale razonar, de nada vale actuar, ¿de qué valdrá pues amar si es resultado del silencioso razonar y del actuar? Todo lo que he hecho, tuvo cabal sentido mientras lo ejecutaba... tal vez no importan los fines sino el hecho mismo de estar vivo. Porque, ¿es acaso menos bello el paisaje porque no se lo puede entender? Pelear con un cerdo, destruir los abominables parajes de la abominable perfección, renunciar a los cielos de la sinrazón, combatir con un guerrero tuvo sentido mientras duró... ¿Consecuencias? ¿Merece un premio o un castigo el árbol por dar el fruto o el oscuro leopardo corredor cuando atrapa a la corza? Solamente he perdido lo que nunca tuve y nadie puede tener. Y bien haya todo lo que crece, lo que fluye, se modifica, caduca, principia, arranca y alcanza esplendor; bienaventurado lo efímero, todo lo efímero; lo que nace, se alza y acaba sin sentido, imprudente y generoso, variado y total; y el caos del que brota la hermosura y todo lo aborrecible y todo deseo y el tiempo del que somos esclavos y dueños y creadores.
Deja, Timotea, a otros las perfecciones: te anhelo por breve y sorprendente, por ser el fin del razonar y las acciones, flor de todos los jardines.»

Galaor

martes, 20 de septiembre de 2011

Perfekt



¿Por qué no puede ser perfecto?
Como en una canción de amor
o como en una película
donde el chico se arrodilla ante la chica
y toma su mano y
la ve profundamente a los ojos.
Simplemente todo va bien
y nada entre ellos se ve torpe.
Las velas arden y la champaña está lista.
Claro que esto nunca pasa en la realidad.

¿Por qué no puede ser perfecto?
Mira, el cielo está estrellado,
sírvanos otra copa de champaña
si eso no era una estrella fugaz.
Claro que nosotros no deseamos nada
Porque somos tan felices
Ahora nada tiene más importancia,
el amor nos hace ciegos para todo.
Y la radio toca una canción de Barry Manilow.
Desafortunadamente en la vida nunca es así.

¿Por qué no puede ser perfecto?
¿Es mucho pedir?
¿Por qué no puede ser perfecto?
¿Por qué nos volvimos a pelear?
¿Por qué yo pienso en sexo
cuando tú te pones romántica?
Hablas de tu ex
cuando no es muy conveniente
Y el radio toca una canción de Klaus & Klaus
Hasta esto soporta nuestro amor.

Porque tú tomas mi mano y me besas
y de repente todo está claro para mí.
Siempre estuvo ahí, sólo que no me había dado cuenta
de que exactamente en este momento, es perfecto.

Perfekt, Die Ärzte

Traducción hecha por Melai...